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Cada día que pasa, las tendencias nos llevan a usar menos cables. Es por eso que la carga inalámbrica es una novedad que conforme pasa el tiempo, va ganando más popularidad en el mundo tecnológico.
El 2017 supuso la resurrección de los móviles con carga inalámbrica, a pesar de que esta tecnología existiera ya en 2012 en modelos como el Nexus 4 o los Lumia 820 y 920.
Últimamente esta funcionalidad se ha convertido en una tendencia cada vez más habitual entre los gama alta de algunos fabricantes. Móviles como el Samsung Galaxy S8 o el iPhone X incorporan este sistema de carga, que es muy práctico.
Un móvil que cuente con una carga por inducción tiene muchas ventajas. En primer lugar, la facilidad y rapidez para usarla es innegable. En ocasiones, no ponemos a cargar el móvil por pura pereza. Sin embargo, si lo único que tenemos que hacer es poner el móvil en la base para cargarlo, es muy probable que siempre lo tengamos al máximo de batería y preparado en el caso de que tengamos que ir a algún sitio que no teníamos previsto.
Por otro lado, si disponemos de un móvil con carga inalámbrica, ya podemos decir adiós a futuros problemas y gastos ante roturas del cargador normal o incluso del conector de nuestro smartphone. Con esta tecnología, solo tenemos que dejar el móvil en una base de carga y nos ahorramos las preocupaciones por daños.
Por último, una ventaja más es la baja inversión que supone comprar un cargador QI, ya que, el precio es cada vez más similar al de uno normal. Es cierto que la mayoría de móviles compatibles con la carga inalámbrica no incluyen un cargador de estas características. Pero, viendo la evolución de esta tecnología, tal vez estemos ante el cargador del futuro. Un cargador, además, que sería universal para todos los modelos.
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